Creo que hasta el otro día, no supe apreciar que significaba realmente un te quiero. Se perfectamente que me he enamorado, posiblemente varias veces y de diferentes formas, pero jamás, un te quiero me había dado ganas de llorar de felicidad. Cuando ella me lo susurro al oído, una sensación de calidez invadió mi cuerpo, todos mis miedos desaparecieron, y me perdí en el beso que ella me dio, cada vez que miro a sus ojos se perfectamente que la quiero a mi lado para que no se marche nunca. Recuerdo la risa tonta que me entró, incontenible, mientras ella misma se contagiaba de lo que había provocado. Ninguno de los dos quería separarse en un momento tan especial como ese, donde no existía lugar ni tiempo, solo nosotros. Llevaba esperando esas palabras mucho tiempo y llegaron cuando no me las esperaba, no se si lo planeó o fue espontáneo, pero me transformó en el hombre más feliz del mundo, con tan solo, un te quiero.